domingo, 12 de junio de 2016

El Bar Mariano




(una murga Popular
primer borrador... ozú, ¡la que me espera!)

En la primera
esquina del Congreso,
lejos de la cárcel de Estremera
donde está preso
Granados,
contando no pocas primaveras,
deshaciendo el tinglado
y amparado
por la cúpula del Partido Popular,
supuestamente (estoy obligado
a decir eso),
nuestro Mariano
ha decidido montar un bar
(como haría cualquier parado
antes que estar sentado
en el INEM y su lista de espera).
Allí pasan los días sin prisa,
mientras, al otro lado
de la acera,
pitos y flautas y titiriteras
de color morado
enturbian la paz de los diputados
con toda la jeta.
Y, al terminar, con aires desaliñados,
desabrochada la camisa
y la corbata,
pidiendo a Mariano
un cubata
apresurado,
entra El Coletas,
buscando un sillón desocupado
(jarto ya de repartir papeletas
de rellano en rellano).
“Que pena que no entrara a misa
también la de las tetas...”
piensa Floriano.
Y más allá, en el reservado
de aforados
del Senado,
la otra Santa Rita,
-tal cardo envenenado-
Excelentísima ex Regidora,
fiel seguidora
de “lo que se da no se quita”
viendo el entramado,
grita:
“¡Mariano!
¡Hace caloret! ¡Pon el acondicionado!”
Al poco se oye a los tertulianos:
(sonando en la radio las canciones
de Carlos Cano:
¡Maroto! ¡Siembra la tierra que no es un Coto!)
“¡Mariano!
¡Déjate de elecciones
y enciende el plasma,  que empieza
la Eurocopa!”
Y ya está Mariano,
con dos copas
de más y el Marca en las manos,
con su desafinada sutileza,
preparado para celebrar los goles,
con toda la certeza
de la mucha grandeza
¡de los mucho españoles!