martes, 1 de abril de 2014

Entre dos orillas,


Febrero de 2010.







Observas, gacho, desde el amplio Estrecho,
suplicando tu futuro a la mente
que contempla, sin el alma latente,
la lágrima que abrazará tu lecho.

Tu futuro terminará maltrecho,
tu vida no vale, queda patente,
y quedas como fantoche de gente
que carece de latir en su pecho.

Ellos son de tus deseos los dueños
y qué más da si mueres, de cuclillas,
abrazado a tus hermanos sureños,

de camino de nuestras maravillas,
consumiéndose –sin todo- tus sueños,
exhausto –con nada- entre dos orillas.


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