Ismael, veinte años no es nada.

Por tantos años de letras y canciones, gracias.

Atrapado en azul, persiguiendo
una quimera, una canción, una huida,
el placer que da sentido a la vida,
otra aurora te descubre escribiendo.

Una guitarra como único atuendo,
un bolígrafo y un billete de ida,
te otorgan una ilusión desmedida
y dan voz para seguir componiendo.

La lírica es nuestro punto de mira
y siendo ella tu arma más afilada,
pon letra y alma a los gritos de la ira,

que siempre habrá en espera otra llamada.

No te acomodes, Ismael, y mira
adelante, que veinte años no es nada.